24 Jan
24Jan

 


1. Se eligen caquis que estén duros y sin magulladuras externas.

2. Se van pelando uno a uno quitando toda la piel pero dejando el rabito.

3. Se ponen en un lugar fresco donde pueda darles el aire  y preferiblemente la luz del sol. (Por ejemplo, al lado de una ventana). Es conveniente ponerlos sobre una rejilla para favorecer que estén perfectamente aireados.


4. Para que se vayan secando, todos los días tienen que estar unas 8 horas al aire y preferiblemente al sol.

5. Cuando empiezan a estar un poco blanditos, hay que ir aplastándolos un poco cada día sin forzarlos y con cuidado de que no se rompan.

(Si se rompen tampoco pasa nada: sale un poco del contenido interior, tarda un poco más en secarse y queda un poco más feo, solo eso.)

 

6. A medida que se van aplastando, hay que ir también “masajeando” un poco y con cuidado cada uno para favorecer la liberación de azúcar.

7. Se les va dando la vuelta cada cierto número de días para que se sequen bien por todas partes. Se puede cortar también la parte más externa del rabito.

8. Va apareciendo como un polvito blanco por la superficie pero no hay que preocuparse porque es solo azúcar.

9. El proceso tarda unas 3-4 semanas pero después se pueden conservar durante meses.

10. Otra forma de hacerlo es siguiendo el método japonés: una vez pelados, se van atando todos  los caquis por el rabito con un mismo cordón (como una ristra) y se cuelgan para secarlos. Cada día se va “masajeando” cada uno hasta que estén secos. De esta forma quedan igual de ricos pero para mi gusto bastante más feos.